jueves, 7 de octubre de 2010

UN EJEMPLO DE SOLIDARIDAD

Por considerarlo una bella historia, a la vez de gran contenido e inteligente ilustracion de solidaridad, me permito reproducirles la siguiente historia que encontre, entre los afanes de la lectura diaria.

"Había una vez un pueblo llamado Tikai donde todos sus habitantes eran muy pobres pero vivían felices. Una noche llovió tanto que la corriente del río creció y se llevó por delante una casa del pueblo. La familia, que allí vivía pudo salvarse pero se quedó en la calle y sin nada. El agua se lo había llevado todo. Al día siguiente todos se lamentaban de lo sucedido. Rápidamente hubo una persona que los acogió en su casa hasta que encontraran un nuevo sitio donde vivir. Aunque lo tenían difícil.

Todos estaban muy apenados. Aquella noche uno de los vecinos no podía dormir pensando cómo podría ayudarles. Pero era tan pobre que no sabía cómo. Hasta que se le ocurrió una idea. Se levantó rápidamente de la cama, se vistió como pudo y arrancó cuatro ladrillos de su casa. Los puso en una bolsa, y aprovechando la oscuridad de la noche para no ser visto, fue a dejarlos enfrente de la casa donde estaba acogida aquella familia.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol, sólo se oía una palabra en las calles de Tikai: «¡Milagro!».

Una y otra vez no dejaba de repetirse en boca de todos. Y es que, enfrente de la casa donde estaba la familia acogida, aparecieron montones de ladrillos, de vigas, de tejas, de baldosas, de azulejos, de puertas y ventanas, y no sólo eso, también había camas, mesas, sillas, armarios. O sea, todo lo necesario para hacer una nueva casa.

Nadie se explicaba lo que veían sus ojos. Pero lo cierto era que bastaba echar una mirada a todo el pueblo para darse cuenta de lo que había ocurrido. En todas las casas faltaba algo. Aquella noche se les había ocurrido a todos la misma idea: compartir algo de su casa con aquella familia. Y para sorpresa de todos, habían conseguido solucionar el problema. Ahora, con gran fiesta, se pusieron manos a la obra y construyeron la casa en lugar seguro.

El pueblo de Tikai había hecho realidad el mayor de los milagros: EL DE LA SOLIDARIDAD".

Nolberto Sabino

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