En San José de Los Llanos habitan miles de personas que sufren graves carencias de empleos, de bajos ingresos, de falta de viviendas, de carencias de los servicios públicos, de deficiencias de alimentación, de pocas oportunidades de educación, etc.
Es en este contexto, que cabe señalar que también carecen de los servicios bancarios mínimos y aunque parezca esto irrelevante y alejado de las prioridades y demandas más urgentes, es claro indicador de nuestro atraso económico y social. La justificación que suele darse a este fenómeno, es que las personas de bajos ingresos primero deben satisfacer sus necesidades básicas y, además, no ahorran ni pueden hacerlo, ya que no tienen cultura financiera y que tampoco requieren de estos servicios.
Sin embargo, en otros pueblos del país y el mundo, en cambio, se ha revolucionado el sistema económico y financiero de un municipio con la puesta en marcha de una serie de proyectos alternativos cuyos principales grupos objetivos lo constituyen siempre las personas pobres o en situación de extrema pobreza.
Estos proyectos han sido impulsados por una gran variedad de actores locales (organizaciones profesionales, de campesinos, escuelas, ongs., organismos internacionales, instituciones del sector privado, etc.), creando con estos una gran gama de productos y servicios (ahorros, crédito, capacitación y asesorías, entre otras), sustentados con diversos mecanismos de captación de fondos (donativos, ahorro de la comunidad, líneas de créditos bancarias, etc).
Existe un elemento en común, entre todas las comunidades que han implementado este tipo de proyectos: la mayoría han obtenido buenos resultados, no solo en el funcionamiento de los servicios de crédito y de ahorro sino también en aspectos económicos como la ocupación y el nivel de ingresos de sus asociados.
El primer aspecto a destacar en estos proyectos de financiación para pobres a través e un sistema cooperativo de ahorro y crédito, es precisamente la necesidad de servicios financieros que tienen nuestras comunidades. Las familias de bajos ingresos quieren, pueden y necesitan ahorrar, y lo hacen cuando tienen a su alcance instituciones e instrumentos apropiados a sus particularidades.
Los ayuntamientos juegan un papel importante, cuando deciden convertirse en promotores y articuladores del desarrollo local, encontrando en los proyectos de microcréditos como lo son las Cooperativas de Ahorros y Créditos medios expeditos para realización de obras sociales, ya que resultan medios idóneos para captar y movilizar recursos a la comunidad. Estos pueden apoyar los proyectos de microcréditos en diversas formas:
Estableciendo un programa específico equivalente al que se encuentra funcionando en números pueblos del país, es decir propiciando la creación de una COOPERATIVA DE AHORROS Y CREDITOS.
Apoyar a esta institución de microcrédito, desde el punto de vista de aportar los fondos iníciales.
Ayudar a los grupos gestores a viabilizar los procesos para la final constitución y puesta en ejecución de estas empresas sociales.
Crear espacios de orientación y capacitación técnico-jurídico-administrativa para constituir las microempresas sociales que motoricen la economía local.
Servir de vigilantes de los fondos recibidos por estas instituciones, garantizando el uso correcto y la aplicación de la Ley.
Los ayuntamientos están llamados a contribuir de manera decisiva en el combate a la pobreza en primera instancia y en la mejoría de las condiciones de vida y trabajo de la población.
Nolberto Sabino
