sábado, 16 de octubre de 2010

LOS LLANOS, EN MI MEMORIA

A veces tengo la sensación de que los recuerdos de mi infancia se me han quedado pegados, como las huellas en los caminos de la vida.

Hace unos dias volví a mi pueblo, tenía más dos meses, que no lo visitaba. En esta ocasión lo hacia llevando de mi mano a mi pequeño hijo. Según iba paseando por las calles del pueblo, los sentimientos se agolpaban unos, y otros intentaban aflorar en todos mis sentidos, y mi piel los percibía suavemente como una caricia. Los recuerdos de la infancia y adolescencia, retornaban a mi mente.

Al acercarnos a las calles proximas al parque central, el aire me trajo de un aletazo el olor inconfundible a humedad de la tierra y con el los recuerdos.

El sol tibio de un otoño llanero, hacian calido el paseo por las calles polvorosas y semi destruidas, unas verdaderas ruinas, que según veo pasaron a ser el legado del Sindico pasado. Visto desde la perspectiva del visitante, que por primera vez asoma su vista sobre estas calles, Los Llanos, no es más que los restos de un despoblado medieval. Aunque para mi, volvían a ser las mismas esas calles, que de niños recorriamos en juegos infantiles, o bien ya en las correrias juveniles.

Así fue como en ese paseo por las calles de mi pueblo, despertaron en mi los recuerdos de una infancia sencilla, precaria y dichosa en las calles de San Jose de Los Llanos.

La alegría que me invadio, al confrontar mis recuerdos, fue mucho mayor cuando me encontré frente a la casa en la que yo nací, con su fachada de madera y techada de zinc, con ese color verde eterno de tanto robarle al sol su calor. Fue justo entonces cuando recordé el olor de las comidas recién hechas de mi madre, los tomates que soliamos robar de la huerta en la Escuela Maria Nicolas Billini, o las manzanas de oro que soliamos comprar en la finca de Los Ramirez, o de la burra que mi papa nos comprara y que cuidabamos con tanto mino. O de las tardes jugando por los patios de la familia Ponciano, la familia Garcia, Los Sosas, o en los patios de la familia Eusebio. O bien alimentando con desechos de nuestros alimentos a los puercos que engordabamos para luego comerlos en 24 de diciembre.

¡Que lejos en la distancia, quedaron esos momentos! Aquellas cosas que en nuestra infancia nos hacian mas facil la vida pueblerina, atesorando los momentos vividos, sin tener en cuenta el futuro. El San Jose de Los Llanos de nuestra infancia y adolescencia, era un pueblo que tenia de todo.

Me quede pensativo, mientras mi hijo me miraba sin saber que ocurría. Más como explicarle que mi infancia y adolescencia estaba presente en cada rincón de este pueblo, en el aire mismo que se respiraba, tan puro y limpio como la inocencia de un niño.

He vuelto a pasear por las calles de mi pueblo y ellas me han hecho el regalo más entrañable, como envuelto en papel celofán y tejido en sensaciones, me ha devuelto los recuerdos de mi infancia y adolescencia, de mis años vividos en San Jose de Los Llanos.

Nolberto Sabino

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No tengas miedo de comentar, la participacion es un derecho y un deber... tambien es un forma de cooperar con esta pagina.