jueves, 21 de junio de 2012

MUERTE, MANGOS Y OTROS SIN SABORES..

Ahí estaba. Sentado en su vieja poltrona de madera. Recostado a la pared de la vieja casona, dormitaba. Las largas piernas extendidas y las manos entrecruzadas al pecho, le daban un aspecto quijotesco. Se había quedado sentado allí, durante toda la mañana como si esperase paciente la llegada de la muerte.
De vez en cuando y a malas ganas se enderezaba, ponía el cuerpo en una rigidez absoluta y bostezaba, mascullaba, mordía y escupía el esputo. Después, lentamente extendía sus largas piernas y volvía a dormitar. A lo lejos, un pequeño perro, mitad hambre y mitad sarna, jugueteaba con unas gallinas.
El viejo le miraba de forma inquisidora, como si con los ojos quisiera castigarle, pero sería demasiado, bien sabia, que ese montón de huesos y pellejos no resistía un golpe. Con denodado enfado, retorcía la mirada hasta el extremo de la empalizada que daba al sendero, se quedaba atrapado entre las ramas y el verdor del monte, para luego la arrastrarla hasta las matas de mango que están en el otro extremo opuesto y las recorría con detenimiento, tanto como si contase sus frutos uno por. Y es que para el, era mejor verlos podrirse que dejar que otros los comieran.
La tarde caía velozmente y el calor hacia difícil la respiración. Ante la tranquilidad abrumadora del monte, solo el perro y las gallinas parecían vivos.
Nolberto Sabino

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No tengas miedo de comentar, la participacion es un derecho y un deber... tambien es un forma de cooperar con esta pagina.