martes, 16 de noviembre de 2010

SI MOVEMOS EL ALTAR, SE NOS CAERAN MUCHOS SANTOS

Hace ya un año (21 noviembre del 2009), publique un artículo que intitule “Patriotismo o Nacionalismo a Ultranza”, en estas mismas Memorias del Guabatico. En el citado artículo, pretendía exponer mi parecer sobre algunas mentiras históricas, que desde temprana edad nos inculcaron en la Escuela y que han pasado de generación en generación como verdades absolutas. Deje como ejemplo la siguiente conclusión: “que el glorioso cañón, que tenemos como monumento a la declaración de independencia, nunca fue disparado con tal propósito, el día 26 de febrero del 1844”. Y a seguidas deje una serie de datos en los que sustente dicha hipótesis. Ahora bien, y aquí es donde la casualidad adquiere la consistencia de chepa, hoy precisamente a un año de aquel artículo, me encontraba preparando mi siguiente publicación, y oh casualidad, ambas tenían el mismo tema, sin que me lo hubiera propuesto de antemano.

Así es que, y como si fuera una continuación de dicho artículo precedentemente citado, me permito continuar arrojando luz a algunos temas de tipo histórico (recuerden que no soy un experto en historia, que tampoco me jacto de ser un conocedor de temas nacionalistas, patrióticos o guerreros, y que tampoco soy un docto y acucioso investigador social.)

La tradición Llanera cuenta, que en el 26 de febrero de 1844, San José de Los Llanos anunciaba al mundo, con el disparo de un glorioso cañón, la separación definitiva de los dominicanos, del yugo haitiano. (Como indique antes, el tema del disparo de este cañón es un hecho poco probable) Que nuestros héroes inmaculados, ofrendaron sus vidas y sirvieron de puntas de lanza de la independencia (ojo aquí), bajo el grito de “fuera haitianos”, o que glorificaron a gritos “viva la virgen de la Altagracia”, cuando enarbolaban orgullosos nuestra enseña tricolor (ojo aquí).

Que fruto de este esfuerzo y sacrificio, los hoy Llaneros de las nuevas generaciones, gozamos de una libertad plena y que orgullosos de tal estirpe honramos con monumentos y veneramos su recuerdo asignándole a nuestras calles sus inmaculados nombres.

Ahora bien, apelamos a un axioma jurídico, de que el juicio histórico de un personaje se establece en función no de su trayectoria de vida, sino más bien de cómo termina la misma. Dicho en español de patio, no es como comienza, sino como termina.

Entonces, es mi afirmación: a los héroes independentistas Llaneros de noble extirpe, no se les puede catalogar como patriotas, o como abanderados de la independencia, o idealistas de la Republica Dominicana tal y como la soñara el Patricio Juan Pablo Duarte, sino que eran más bien nacionalistas y enemigos de la Republica.

El postulado anterior, está basado en el hecho de que nuestros ancestros, si bien propiciaron el nacimiento de la Republica y la gloria de la Independencia en 1844, no menos cierto es que fueron esos mismos quienes en el año 1861 traicionaron la patria. Fueron estos precisamente también los primeros en firmar y jurar la adhesión al gobierno español y a los Reyes Católicos, cuando en solemne ceremonia pública bajaron de su asta la insignia nacional, y colocaron en su lugar la bandera de España. Este acto se conoció como el “Pronunciamiento de San José de Los Llanos”.

A continuación transcribimos integro dicho documento de adhesión, para conocimiento de las nuevas generaciones, y a fin de que rediseñemos nuestros valores historicos, y sincericemos nuestro tan cacareado patriotismo:

“En el pueblo de San José de los Llanos, a los 18 del mes de Marzo de 1861 años: Nos., las autoridades civiles y militares, acompañadas de los habitantes de la poblacion reunidos en la plaza, en conformidad a la orden del señor gobernador politico de la capital, y segun el tratado entre el Gobierno Dominicano con de S. M. C. (su magestad catolica) y atendiendo a las ventajas que ofrece tan plausible disposicion y por el general gozo que experimentamos al vernos nuevamente unidos a la nación que pertenecemos (españa) y de la que tuvimos nuestro origen, despues de tantos años de continuos sufrimientos, con el mas sincero afecto nos pronunciamos solemnemente a favor de la adhesión hecha con el Gobierno de S. M. C. y entre aplausos y victores enarbolamos el pabellon (bandera) de S. M. la Reina Doña Isabel II, (Q.D.G.), el que saludó la artillería con una salva de 21 cañonazos: depositando el pabellón (bandera) dominicano, símbolo de nuestra gloriosa separación del yugo haitiano, en el templo con los honores debidos, siguiendo una misa solemne y un Te Deum en acción de gracias a la Magestad Suprema por los innumerables beneficios con los que ampara nuestras súplicas, de lo que formamos acta que firmamos con los concurrentes”. (El documento termina con la firma de puño y letra 288 llaneros, que por razones de espacio no incluimos).

Igual es el caso del General Juan Sánchez Ramirez, a nombre de quien designamos el parque central municipal, quien a igual que los Llaneros que firmaron el pronunciamiento de San José de Los Llanos, también adjuro por la bandera y el gobierno Español de los Reyes Católicos, luchando en contra de la fuerzas Dominicanas de la Restauración.

Insisto, aferrarnos a hechos no ciertos, dudosos o confusos, crea en nosotros un sentimiento vago por lo que representan. Es oportuno que las nuevas autoridades dejen a un lado los afanes propios de las recogidas de basura, levantar letrinas, tapar hoyos o dar limosnas, y que de una vez por todas se aboquen al estudio profundo de estos hechos, que tomen las medidas pertinentes de forma que redefinamos nuestros símbolos patrios, y realcemos y recordemos los nombres de los héroes, que en verdad lo merezcan.


Nolberto Sabino

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